Lo mal que te miran algunas personas cuando dices que haces croquetas. Y si encima dices que te gusta hacerlas, apenas pueden contener el vómito. Pues a mi me gusta cocinar, me encanta, me realinea los chakras y me lo paso pipa. Anda que no es profundo y no se aprenden cosas preparando la masa de las croquetas. Es una metáfora de la vida y puede ser una meditación como la copa de un pino. Yo si me siento en silencio con una velita a ver pasar mis pensamientos cual nubes y dejar la mente en blanco, nada de nada, o me da la risa, o me aburro, o me voy por la tangente y la cotangente. Pero es coger la sartén y todo fluye (hay alguna vez que no, pero bueno) me centro y me concentro y me hago presente y todas esas cosas que no se pueden explicar con palabras.
Pero es que además, a nivel así digamos terrenal, en esta época y en esta sociedad, si eres mujer y fan del guisoteo, estás mal vista y mal mirada, eres una paqui o una maruja; en cambio si yo fuera un tiarrón de metrochenta esas mismas paquis se pondrían las bragas en la cabeza por mi, porque claro, un hombre que cocina es taaaaaaan sexy
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